Por el arzobispo Colin R. Johnson
Mi nieta está aprendiendo a hablar. Mi esposa, una especialista en lenguaje, dice que Keira ya habla apropiadamente frases largas, con la inflexiones correctas y contacto visual, ella responde a preguntas y comentarios – pero nosotros no entendemos que lenguaje está usando! Baby babble puede significar algo. Aun podemos entender algunas cosas por sus gestos corporales y en el contexto, pero no con mucha precisión. Tenemos que trabajar para entender que ella quiere decir. Pero es digno el esfuerzo porque allí hay un dialogo real que avanza y aumentara.
Lenguaje da forma a nuestros pensamientos, comunica nuestro entendimiento e intenciones, explica nuestras acciones, y nos ayuda a imaginar el futuro. Lenguaje lo permite sutilezas y complejidad. Las palabras tienen ambas capacidades de construir y destruir una comunidad.
En el Día de Pentecostés, San Lucas nos dice (Hechos 2) que el Espíritu Santo se movía entre los discípulos dándoles poder para proclamar la Buenas Nuevas de la resurrección de Jesucristo, el perdón de los pecados y el don de la vida nueva a aquellos que creían. El Espíritu no solo les daba el coraje de hacer esto, pero el Espíritu Santo les permitía escuchar “en su propia lengua” las Buenas Nuevas. La comunicación es un proceso dinámico que conecta a quien habla y escucha. Pentecostés es un acto divino de comunicación. Se sobrepone a las divisiones y nos une, sin tener que destruir las diferencias
(cada uno no comenzó a hablar repentinamente su propia lengua) pero eliminando las barreras y diferencias creadas para un entendimiento mutuo. Pentecostés revirtió la confusión de la Torre de Babel (Génesis 11).
El lenguaje de de una importancia crítica para nosotros en Toronto. Vivimos en un medio ricamente multicultural donde personas alrededor del mundo la han hecho su hogar, trayendo su lenguaje, costumbres y cultura. Estoy muy satisfecho que este articulo será traducido a otro lenguaje para que así personas lo puedan leer “en su propia lengua.”
Nuestra tarea no es solo comunicar las Buenas Nuevas en diferentes lenguajes para nuestro contexto pero necesitamos reconocer que aun para quienes comparten un lenguaje en común, las palabras pueden ser entregadas con significados diferentes. Asumimos en forma diferente en el marco teológico y en tradiciones espirituales. Hemos sido formados por experiencias diferentes.
Aun así, el evangelio es para cada uno. La tarea de la Iglesia, guiada y con el poder del mismo Espíritu Santo, es proclamar y vivir las Buenas Nuevas para que así nuestro prójimo pueda escuchar, entender y unirse a una conversación santa y de cambio de vida que es lo que tenemos con nuestro Dios viviente.
El trabajo que estamos haciendo en la Diócesis para fortalecer la vida parroquial, es alcanzar a nuestro prójimo necesitado con compasión y experimentar con expresiones frescas de la iglesia que busca comprometerse creativamente en esta conversación que nos puede llevar a todos a una profunda conversión a Dios.
Estamos haciendo esto en forma amplia. Diecinueve obispos, la mayoría de África y Canadá, nos reunimos en Dar es Salaam en febrero para continuar conversaciones que comenzaron en la Conferencia de Lambeth. La declaración de elaboramos uso la siguientes palabras, “Nosotros nos comprometemos con paciencia a escuchar en santidad, como anglicanos, viviendo de una gran diversidad de contextos y posiciones teológicas, que hemos escogido escucharnos los unos a los otros
( Colosenses 3: 12-17 )… Nosotros encontramos que en el amplio contexto de conflictos sobre la sexualidad en la Comunión Anglicana, el conflicto nos has dado la oportunidad de construir puentes de mutuo entendimiento así como vernos cara a cara. Sabemos que esto requiere lo mejor de nosotros en el dialogo: mutualidad y humildad y oración en escuchar y hablar así como vernos unidos en la sabiduría de Dios (1 Corintios 2: 6-16 ).
“Estamos atentos que cuando hablamos, las palabras que usamos no son escuchadas de misma manera que queremos y no siempre el lenguaje es entendido de la misma manera. Nos comprometemos en la búsqueda de un lenguaje que nos lleve a un entendimiento común y a un dialogo profundo. Esto significa que estamos de acuerdo o que buscamos un acuerdo en asuntos particulares … Estamos tomando responsabilidad como obispos para liderar al pueblo hacia su llamado bautismal profundizado en una relación con Jesús y los unos con los otros, en amor y servicio. En este sentido el Santo Espíritu esta guiando a todo el pueblo de Dios.
El “Testimonio de la Gracia” de esta consulta termina como estas palabras, la cual también es mi oración por usted que lee esto y por nuestra Diócesis de Toronto:
“Juntos nos comprometemos en discernimiento sobre nuestro trabajo y testimonio en común, llegando a una profunda convicción que personalmente hemos sido llamados a este trabajo, la iglesia está en necesidad de esta trabajo, y que tenemos la voluntad para este trabajo … Estamos comprometidos a continuar …. Y continuar en nuestro caminar juntos. El Espíritu Santo ha hecho espacio en medio nuestro por el poder de su gracia. Ofrecemos nuestra gratitud y adoración a Dios quien nos ha hecho uno, para que asi todo el mundo crea, y para que tengan vida abundante (Juan 17: 20-25).